Cortisol o Hidrocortisona, nombre común de la 17-hidroxi-corticosterona, principal hormona secretada por la capa externa o corteza de la glándula suprarrenal. El cortisol influye sobre el metabolismo de hidratos de carbono, proteínas y grasas, la maduración de los leucocitos de la sangre, la retención de sales y agua, la actividad del sistema nervioso y la regulación de la presión arterial. La secreción de cortisol por parte de la corteza suprarrenal es estimulada por la hormona pituitaria ACTH.
Por la diversidad de los efectos que ejercen, el cortisol y otros compuestos afines, llamados corticosteroides o corticoides, tienen numerosas indicaciones médicas. Se utilizan para tratar la deficiencia de hormonas adrenocorticales, enfermedad llamada hiperplasia adrenal congénita, los trastornos reumáticos que no responden a fármacos más suaves y las inflamaciones graves de origen no infeccioso. Los corticosteroides suprimen la respuesta inmunitaria, por lo que también se emplean para aumentar la aceptación de los trasplantes.
También ayudan a controlar otras afecciones, como el asma, los trastornos del colágeno y la inflamación ocular. Como los corticosteroides afectan a numerosos procesos orgánicos, es preciso administrarlos con prudencia. Predisponen al paciente a la infección y pueden inducir hinchazón del rostro y las extremidades, debilidad muscular, aumento de peso, aumento de la presión arterial y diabetes.
El primer corticosteroide que se aisló en 1935 fue la denominada cortisona, otra hormona cortical natural. Se sintetizó en 1944 y desde entonces es de uso común en medicina. La cortisona se transforma de forma rápida en cortisol en el organismo. En la actualidad, se fabrican corticosteroides sintéticos de actividad más específica, que en muchos casos son preferibles a los naturales.
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